Si empezaste el 19 agosto…

Publicado el 22 de agosto de 2019

Los años escolares se parecen a una subida al Pico Duarte por Mata Grande: la loma terrible que acabas de subir, nunca es la última. Llegaste jadeando al tope de la montaña, ¡y ahora le ha salido otro cocote!

No te desanimes. ¡Llegarás! Y vendrán otras montañas más altas y hermosas.

Si te vas a fatigar, fatígate en la buena dirección. Ve aprendiendo a orientarte tú misma, de día y de noche.

La estrella polar, no le dice nada a mucha gente, pero hay patos que vuelan dos mil kilómetros y llegan cada año al mismo lago, guiándose por su luz.

Aprende a interpretar las estrellas de la noche de la vida, y todavía más importante: descubre a dónde quisieras llegar. Eso no te lo va a decir nadie.

Disfruta cada momento de la marcha. Admira el paisaje, saluda a los pajaritos que cruzan, enamórate de las bromelias y venera los pinos centenarios, disfruta su sombra y valorarás la sombra de tus padres.

Interactúa con tus compañeras y compañeros. Ellos también son tus grandes maestros y los volverás a encontrar en otros senderos de la vida.

Mientras caminas, descubre tu propio paso y mantenlo. Ni acelerarte con arrogancia, ni acomodarte al paso de los que en realidad no querían venir, sino solo cherchar.

El liceo o el colegio te aprovecharán, no solo por atender a tus maestras, sino por tomar en serio tus propias preguntas. Investiga con tu propia cabeza: razonando, criticando, comparando, analizando y sintetizando con tu propia inteligencia.

Internet es un gran instrumento, para quien quiere descubrir algo, pero todas las páginas web no valen un solo razonamiento tuyo.

Evita como peste el copiar y pegar que empegota la mente.

Nadie ha aprendido a tocar guitarra paseando la guitarra de un gran músico, sino atreviéndose a charrasquear la propia varias veces al día durante años.

No todo lo que da trabajo sirve, pero, tenlo claro: todo lo que sirve, da trabajo.

No te asustes de que tu ensayo no te salga bien, ni a la primera, ni a la segunda. ¡Tú escribe! El buen ensayo, solo sale del malo, escrito. Escribe y mejóralo.

Lo que va a vivir muchos años siempre nace llorando y envuelto en sangre.

Revisa lo que quieres, ¡acabarás teniéndolo!

Revisa lo que crees, a ver si vale la pena contemplarlo por una eternidad.

Manuel Maza Miquel, S.J.

 

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