El obispo de Mindong, Mons. Vicente Guo Xijin, renunció a todos los cargos públicos para retirarse a una vida de oración.
El anuncio lo dio él mismo durante la Misa que celebró en la tarde del Domingo 4 de octubre, indicando que fue la última Eucaristía pública y que la diócesis será conducida por Mons. Zhan Silu.
En su homilía, Mons. Guo Xijin pidió disculpas y señaló “no quiero convertirme en un obstáculo para el progreso” por lo que el mes pasado presentó su renuncia ante la Santa Sede.
Además, el obispo recordó que durante la solemnidad de la Asunción de María precisó “que los sacramentos que imparten los sacerdotes (hayan firmado o no) son todos legítimos”, refiriéndose al acuerdo del Vaticano con el Gobierno.
A continuación, el texto completo de la carta que recibieron los fieles difundida por Asia News:
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
En este momento, quiero pedirles ante todo, disculpas. Esta noche quisiera ocupar un poco de su tiempo, para compartir con ustedes lo que ha estado sucediendo últimamente y mi posición personal al respecto. Quizás estos hechos y posiciones les conciernen un poco, ya que atañen a la Iglesia china o, en otras palabras, [están] en directa relación con la situación de nuestra diócesis. Sin embargo, todo esto es el signo de una nueva era, una página nueva para la Iglesia.
En un momento tan extraordinario de la historia, necesitamos personas de mucho talento, sabiduría, virtud, y conocimiento, para poder estar a la altura de la época actual, o incluso anticiparse a los pasos de la época, para guiarla. Yo soy una persona que no posee ningún talento, mi cabeza ya está obsoleta y no sabe cómo lidiar con los cambios de la sociedad; un pastor nacido en un pueblo pobre, que no posee ningún talento, ni virtud, ni sabiduría, ni capacidad, ni conocimiento; frente a esta época que cambia con tanta rapidez, me siento prácticamente incapaz.
Doy gracias a Dios por haberme iluminado, haciéndome entender que ya no soy capaz de caminar al paso de esta época. Pero tampoco quiero convertirme en un obstáculo para el progreso. Por eso, el mes pasado decidí presentar mi renuncia ante la Santa Sede.
Por tanto, he decidido:
1. No participar en ningún evento público, a partir de mañana. Esta Misa vespertina será la última que presida: a partir de mañana, solo celebraré Misas en privado (es decir, sin la participación de fieles), los fieles pueden recibir los sacramentos y participar en la misa, concurriendo a la iglesia cercana. Durante la solemnidad de la Asunción de María ya precisé que los sacramentos que imparten los sacerdotes (hayan firmado o no) son todos legítimos.
2. Dejar toda organización administrativa de la diócesis para concentrarme en la oración. Con la salvedad de la confesión, por cuestiones de conocimiento personal, para todos los demás asuntos deberán referirse al propio obispo o deberán dirigirse directamente a Ningde, para presentarlos al obispo Zhan Silu.
3. En cuanto al uso de las ofrendas recibidas, ya desde el año pasado había muchas personas que se interesaban en este tema. Puedo decirles con claridad que cada centavo de la ofrenda recibida debe ser entregado a la diócesis (es lo que se acostumbra, además de ser una norma establecida por nuestra diócesis hace 30 o 40 años); y además, es el obispo Zhan quien se ocupa del tema junto con sus sacerdotes. Ya he decidido dejar esta institución de control, porque no tengo la capacidad para ocupar este cargo de supervisor y tampoco soy digno de ello: no deben entregarme las ofrendas a mí; por tanto, a partir de mañana, me niego a recibir las ofrendas. Pueden entregar sus ofrendas al párroco o a alguien de confianza.
4. Fieles míos, tienen que acordarse de que su fe está en Dios, y no en un hombre.
El hombre está sujeto a cambios, pero Dios no.
La última recomendación: en cualquier circunstancia o cambio, jamás deben olvidarse de Dios, y tampoco ignorar los mandamientos del Señor, ni dañar la integridad de la fe, ni demorar la salvación del alma, que es lo más importante.
Como estoy a punto de dejar el cargo, les pido que me perdonen por mi debilidad e impotencia, ¡sobre todo por las ofensas que han recibido durante mi desempeño! ¡Que Dios misericordioso esté siempre con ustedes, hasta el último día de su vida!
Vuestro imcompetente pastor, Guo Xijin