15 de mayo, un día de júbilo para el trabajador de la tierra en República Dominicana, contrario a años anteriores este día sorprende al país bajo los efectos de un virus que nos reserva en cuarentena.
El tiempo no es el mismo y ni siquiera nosotros lo somos, pese a la capacidad de adaptación del ser humano, el encierro no era opción, dejar el trabajo para resguardarse en el hogar tampoco, suspender las clases mucho menos, la realidad que nos golpea es abrumadora, sin embargo, pese a ello se sigue adelante. Es el caso de los agricultores que no han parado un solo día para cumplir con el abastecimieto de siempre y cosechar sus cultivos.
El día del agricultor llega en tiempos dificiles, pero la tierra hoy florece más que nunca y sus frutos son verdaderamente sanos y frondosos, este contexto aunque es muy real tiene sus puntos débiles, mencionemos el más frágil, los efectos de la pandemia en la economía. Agricultores de constanza se encuentran con mucha mercancia parada ya que sus principales clientes eran los hoteles establecidos en zonas turisticas y este sector a su vez está golpeado por la ausencia de turistas tras las medidas establecidas para contrarestar los efectos del coronavirus.
Las personas en confinamiento han reducido sus ingresos y por lo tanto sus egresos y aunque la comida es una de las necesidades del ser humano, la capacidad para adquirir productos en este caso viveres se limita. El temor al contagio puede llevar a una reducción de las visitas a los mercados de alimentos, y se cree que se producirá un cambio en la forma en que las personas compran y consumen alimentos.
Y si hablamos de los incedios producidos por la quema de paja de arroz y sus efectos sobre la salud y el medio ambiente nos encontraremos frente aun panorama desagradable.
En definitiva vivimos tiempos muy complejos, pero siempre habrá espacio para recordar al trabajador de la tierra, esos que nos dan tanto, con su esfuerzo y voluntad forman parte de la economía nacional, a ellos un gran abrazo al término de este día donde el sol cierra sus ojos una vez más golpeando la brisa y bajo pleno conocimiento de que mañana volverá.