Padres sinodales y auditores, a la escucha de los desafíos, y presentando las realidades de las regiones de procedencia. La hermana misionera Inés Zambrano, Mons. Pablo Modesto, obispo de Guasdualito, Venezuela, y Mons. José de Jesús Quintero Díaz, Vicario apostólico de Leticia, Colombia
Ciudad del Vaticano
Se han ya comenzado a abordar tantas problemáticas que afectan la ecología, en las congregaciones se ha abordado también el papel de la mujer en la evangelización y la acción de los jóvenes para sacudir conciencias en la protección del medio ambiente.
Caminar juntos, Iglesia, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, y pueblos originarios. Como se dijo ayer, la presencia de la mujer en la selva de la amazónica “es muy grande”: hay pocos sacerdotes, mientras que las religiosas tienen una presencia constante.
La Hermana Inés Zambrano, superiora general de la Orden de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y de Santa Caterina de Siena, de Colombia, está participando en el sínodo como auditora. Sobre los trabajos de ayer en la tarde en el sínodo nos da sus impresiones, recordando las palabras del Papa, dar la vida por los pueblos amazónicos. Cada uno enfocó su realidad, sus inquietudes y propuestas.
Hermana Inéz Zambrano superiora general Hermanas Misioneras María Inmaculada
Por su parte el padre sinodal, Mons. Pablo Modesto González, obispo de Guasdualito, Venezuela, quien en primer lugar habla de la realidad en su región. Una diócesis que tiene tres años de fundada, un pueblo que se considera abandonado. Le impresionó la claridad del Papa que los sitúa en la preocupación central de la lglesia, en este momento que es acercarse al pueblo escucharlo, y responder a su realidad, buscando caminos y respuestas a sus desafíos. Su mayor es ver cómo acompañar a su diócesis.
Mons. Modesto González, obispo Guasdualito, Venezuela
En cambio, Mons. José de Jesús Quintero Díaz, Vicario Apostólico de Leticia en Colombia, nos dio sus impresiones sobre este encuentro sinodal, y sobre todo, habló de su realidad, de la riqueza que representa su región, riqueza, humana y natural, donde se preserva la naturaleza, es la región más protegida de Colombia.
Mons. Quintero Díaz, Vicario Apostólico de Leticia Colombia
Fuente: www.vaticannews.va